En un principio barajamos dos posibilidades a la hora de crear plásticos biodegradables, pero nos
decantamos finalmente por hacerlo mediante cáscaras de fruta debido a que era la solución más
asequible, ecológica y eficiente.
El plástico biodegradable está fabricado con materias primas orgánicas que proceden de fuentes
renovables, como el plátano, la yuca, la celulosa o el mango. Nosotros nos decantamos por esta
última opción ya que nos parecía la más interesante y la más adecuada a las propiedades que
queríamos conseguir, ya que es muy rico en selenio, magnesio y hierro.
Esta idea de creación de materiales surgió a raíz de nuestra preocupación sobre el problema entorno
a la tardía degradación del plástico, ya que de media un plástico habitual tarda 400 años en
degradarse.
- ¿Como funciona la reacción?
La base del proyecto es hacer una reacción química que tiene lugar al calentar la disolución. La
producción del plástico biodegradable empieza con el almidón que se extrae del maíz, luego los
microorganismos lo transforman en una molécula más pequeña de ácido láctico que sirve como
base para la elaboración de cadenas poliméricas de ácido poliláctico (PLA). El entrecruzamiento de
cadenas de PLA da lugar a la lámina de plástico biodegradable que sirve de base para la elaboración
de numerosos productos plásticos no contaminantes.
Los plásticos biodegradables producidos a partir de almidón pueden inyectarse, extruirse y
termoformarse, de igual forma que los plásticos convencionales derivados del petróleo y los
productos obtenidos presentan las mismas propiedades características físico-químicas. La adición a
la disolución de glicerina sirve para estimular la misma, mientras que el vinagre fortalece las
propiedades de este plástico biodegradable.
El objetivo de este proyecto era crear un material artificial con un fin experimental, y así poder
familiarizarnos con las propiedades de este. Para preparar nuestro material (plástico biodegradable)
primero hay que tener todos los materiales necesarios a mano y las manos bien lavadas, ya que sino
algún agente externo podría modificar la composición principal de la disolución.
Una vez esté todo listo, hay que coger una olla, donde añadiremos todos los componentes
necesarios para la disolución. Lo primero es añadir un vaso de agua de unos 250mL, seguido por
23.2g de almidón (maizena), 1 cucharada de glicerina (20mL) y 1 cucharada de vinagre (20mL).
Una vez añadido todo esto, comenzamos a remover con un cuchara preferiblemente, hasta que se
note que las distintas sustancias están bien integradas.
Después añadimos el colorante y empezamos a calentar la disolución. Cuando empieces a notar una
especie de grumos, hay que seguir removiendo, pero intentar hacerlo con más fuerza. Si la
composición se pone un poco espesa, puedes añadir hasta un vaso de agua para que vuelva a su
estado líquido y los grumos desaparezcan.
Mientras seguimos revolviendo la composición, con una licuadora trituramos las cáscaras de mango
(la cantidad no es específica, pero más o menos un vaso lleno de cáscaras), para que nos queden
líquidas, y así poder añadir este líquido a la disolución y seguir triturando ambos ya juntos.
Una vez bien licuado, vertemos el líquido resultante sobre una superficie plana cubierta de papel de
aluminio, y lo dejamos reposando al sol uno o dos días. Tras ese periodo, recogemos nuestro
plástico cuidadosamente para que este no sufra daños colaterales.
El objetivo de nuestro trabajo era conseguir construir crear un nuevo material a partir de otros
materiales reciclados y con los mínimos gastos posibles. Este objetivo no se pudo cumplir al cien
por cien ya que para realizar el proyecto marcado precisábamos de materiales no comunes en
nuestras viviendas y no fáciles de reciclar, por lo que tuvimos que comprar la mayoría de ellos.
Para preparar la disolución, tuvimos que pedir al centro que nos proporcionase algunos de los
materiales necesarios, y este muy amablemente lo hizo. Estos materiales eran el almidón (con un
precio aproximado de 2 euros el bote de maizena), vinagre blanco (1 euro la botella de 1 litro, de la
cuál no utilizamos ni siquiera la mitad), colorante para darle color al plástico (2 euros y medio), gel
de glicerina (3 euros) y por último cáscara de mango (el mango de 1kg exacto lo compramos en una
frutería tradicional por 2,79 euros). A parte de estos materiales, necesitábamos unos materiales y
herramientas para poder preparar dicha disolución correctamente. Estos materiales son una olla con
mango que trajo un integrante de nuestro grupo, una licuadora que trajo un segundo componente del
grupo, papel de aluminio que trajo el tercer integrante del grupo y una bombona de butano con su
mechero Bunsque se encontraba en el laboratorio.
Bajamos un día de principios de mes a la sala de video para, con ayuda de los Ipads, escoger
nuestro trabajo. Una vez escogido este, empezaríamos a acudir al laboratorio de química para
preparar nuestro proyecto.
• Día 1 : Martes 24 de Octubre:
Bajamos por primera vez al laboratorio e hicimos una prueba inicial utilizando un vaso de
precipitados, ya que aún no poseíamos todos las herramientas necesarias.
• Día 2 : Miércoles 25 de Octubre:
Hicimos otra vez la prueba inicial pero esta vez utilizamos una olla de plástico para calentar la
mezcla en un microondas. El resultado de esta no fue el deseado.
• Día 3 : Viernes 27 de Octubre:
Por fin logramos reunir todos los materiales y herramientas necesarios para hacer la primera
disolución en condiciones. La acabamos justo a tiempo y la dejamos reposando sobre papel de
aluminio.
• Día 4 : Martes 31 de Octubre:
Recogimos el resultado de la primera prueba en reposo del otro día, con resultados bastante
satisfactorios. Analizamos esta muestra con una especie de microscopio digital y empezamos a
hacer otra segunda mezcla con otro color de colorante, que dejamos en reposo tal cuál la otra al
término de la clase.
• Día 5 : Viernes 3 de Noviembre:
Analizamos los dos resultados obtenidos, uno completamente acabado(el primero) con resultados
positivos, y otro en trámite, ya que aún necesita unos días más de reposo, pero parece que sigue el
mismo camino positivo que el otro ensayo.
EXTRA: Martes 7 de Noviembre:
Bajamos al laboratorio tan solo para recoger la prueba final, con la sorprendente noticia de que esta
aún no había solidificado, pero por las esquinas si mostraban unos rasgos de inicio de plastificación.
Llegamos a la conclusión de que el tiempo no había sido el estimado para que la disolución se
solidificase.
- RESULTADOS Y CONCLUSIONES
El resultado de las pruebas iniciales no fueron concluyentes ya que no poseíamos los instrumentos
necesarios para preparar la disolución, pero no iban por mal camino. El resultado de la primera
prueba fue satisfactorio pero no determinante, ya que se notaba que, pese a seguir el camino
correcto, el resultado final podía ser mejorable. Esto fue debido a que en la primera prueba
cometimos un error en la realización de la disolución, ya que añadimos el mango en el momento de
calentar la disolución, impidiendo así que la reacción se realizase correctamente, mientras que el
resultado de la segunda y definitiva prueba fue determinante ya que era el que habíamos hecho
mejor químicamente pero no satisfactorio porque por culpa de las condiciones meteorológicas la
disolución no se llegó a solidificar adecuadamente. Por lo que químicamente hablando, la mejor
disolución fue la segunda, mientras que estéticamente, fue la primera ya que era la que más si
acercaba al modelo de un plástico convencional.
Este trabajo, en nuestra opinión, ha sido una buena oportunidad para familiarizarnos con ciertas
propiedades del plástico biodegradable, y al mismo tiempo nos a servido para aprender a crear
materiales artificiales. También, a través de este trabajo, hemos reforzado nuestras dotes de trabajo
en equipo, que es un factor muy importante de cara a nuestro futuro profesional.
Al final conseguimos concluir nuestro proyecto y creemos que el resultado es correcto.
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